lunes, 13 de octubre de 2014

Mujer violentada, tu puedes ser una!

PERFILES DE LA MUJER VIOLENTADA

Es imposible afirmar que haya un perfil definido de la víctima o hay rasgos característicos capaces de identificar o etiquetar a la víctima de violencia psicológica y/o física.
Los rasgos que la mujer presenta tras las agresiones son los que efectivamente dan lugar a cambios importantes en su personalidad. En la mujer no hay un factor determinante para que se produzca la violencia siendo indiferentes las características de su personalidad; la característica principal de la víctima es sencillamente ser mujer. No es consistente la afirmación de que hay más o menos probabilidad de ser víctima la mujer que, por ejemplo, es ama de casa, o que tiene o no ingresos económicos y un status social determinado, o que es pasiva u hostil, o que ingiere alcohol o emplea violencia con sus hijos, o que tiene un nivel de educación alto o bajo, o que tiene alta o baja
auto-estima.

Generalmente las mujeres maltratadas están constantemente aterrorizada  con su experiencia, no son violentas y solo usan la violencia en defensa propia. Con lo cual, la personalidad de las mujeres víctimas de violencia se va moldeando y se acaba definiendo con el transcurso del maltrato por algunos rasgos típicos:
  • Sometimiento al grupo.
  • Un férreo respeto a las normas y a las ideas establecidas.
  • Facilidad para acceder y conformarse.
  • Sentimiento de culpabilidad.
  • Poca fuerza de su yo.
  • Baja autoestima.

COMPORTAMIENTO TÍPICO DE LA MUJER MALTRATADA

  • Pueden mostrarse en exceso, suspicaces por los mismos motivos e hipervigilantes en el ambiente.
  • Puede desarrollar pautas de comunicación de tipo manipulativo-seductor, cuya conducta ha aprendido como medio eficaz de mantener el "control" en su entorno inestable donde el maltrato puede aparecer en cualquier momento. Como consecuencia, se muestra seductora, sexualizando todas sus relaciones sociales en un intento de ganar afecto y reconocimiento y neutralizar la agresión.


  • Tiene una baja autoestima y su autovaloración es insignificante.
  • Desarrolla sentimientos derivados de la cólera o enojo.
  • Asocia confrontación personal al dolor físico y moral.
  • Huye del conflicto hasta que éste se acaba expresando de forma explosiva e inapropiada.
  • Tiene excesiva complacencia y el deseo de agradar a otras personas. En otras palabras, suele esperar ser capaz de hacer 'todo' tan perfectamente como su pareja-maltratador desea.
  • Cuando falla en semejantes expectativas irrealistas la mujer se siente culpable. Ante tales posibilidades de entrega y sacrifico total, la mujer - que ha interiorizado las pautas sociales según las cuales ella es la principal responsable por el mantenimiento de la paz conyugal y de la armonía familiar, y siendo incapaz de asumir el fracaso -se empeña en comportamientos sumisos ante hombres que no pueden o quieren quererlas y, por lo tanto, se encuentra en un callejón sin salida.

Puede presentar las siguientes secuelas:
  • Inhibición de la expresividad.
  • Vivir en constante estado de alerta.
  • Tener adicciones a sustancias tóxicas.
  • Tener alteraciones de salud, alimentarias y sexuales.


Habrá que recalcar que la mujer víctima de violencia, además de ser víctima del agresor, es víctima del contexto social que la responsabiliza.Si se tuviera que definir un perfil de conducta de las mujeres que sufren violencia por parte de sus parejas, éste sería más o menos así:

  • Tiene perfectamente asumido su rol sexual y las obligaciones que se derivan de él.
  • Existen una serie de cogniciones, previas al comienzo del abuso conyugal, que pueden contribuir a que aumente su situación de vulnerabilidad una vez que ocurre la violencia.
  • Conservar actitudes y creencias sexista, tales como el deber primordial como esposa y madres de cuidar a sus maridos e hijos, sacrificando su propio cuidado, o hecho de educar de modo diferente a sus hijos con respecto a sus hijas.
  • Tienden a minimizar y a racionalizar la violencia cometida contra ellas, volviéndose prototípicas o samaritanas, en el sentido de vivir siempre sacrificándose por los demás, buscando el bienestar de su familia, sin apreciar su propia vida, que consideran destrozada e inútil.
  • Desarrollan un sentido de culpa y de baja autoestima, ésta como consecuencia del mal trato que reciben, tienen creencias negativas de su imagen, se creen incompetentes incapaces de desenvolverse en el entorno afectivo, sexual o laboral.

No hay comentarios:

Publicar un comentario